El paraíso

Ella lloraba. No tenía dinero, no tenía amor, no tenía salud. Sólo le quedaba la esperanza. El deseo de ser, de estar, de sentirse mejor. No podía perder nada, porque nada tenía. Estaba sobre la tierra y con sus pies lo sentía. Ni el frio, ni el hambre, ni la pena podían con su inquebrantable fe en volver a brotar.
Él sonreía. Lo tenía todo. No esperaba nada de nadie, ni siquiera de sí mismo. El deseo de ser, de estar, de sentirse el mejor. Lo podía perder todo, porque todo lo tenía. Su espíritu y su mente volaban, estaba por encima de todos. Ni el frio, ni el hambre, ni la pena le habían tocado. No se quebrantaría por ninguna quimera.
Ella consiguió brotar porque su pies germinaron fuertes en el suelo.
El se quebrantó porque no dejo de subir y cuando llego al techo, cayó.

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2 comentarios:

Unknown dijo...

Magnífico!!!!

Ana Isabel dijo...

aaaaiiinnnss k bonitooo!!

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